Uno de los debates más recurrentes en torno a la esperada Nintendo Switch 2 gira en torno a su ubicación generacional. A falta de datos oficiales, no han faltado voces —algunas más entusiastas que objetivas— que intentan situarla al nivel de una PlayStation 4, con el fin de subrayar un supuesto salto tecnológico por parte de Nintendo. Y así seguimos: buscando encajarla en un esquema que quizás no le corresponde.
Intentar equiparar su potencia con la de consolas como las de Sony o Microsoft es, en el fondo, una distracción. Es como mirar al dedo que señala el meteorito en lugar de al meteorito en sí. Lo verdaderamente importante no es a qué generación pertenece en términos técnicos, sino qué tipo de experiencia ofrece al jugador. ¿Aporta algo más que gráficos bonitos? ¿Estamos ante una mejora real más allá del apartado visual?
En este mar de especulaciones, por fin emerge una voz con fundamento. Takuto Edagawa, productor de Wild Hearts S en Koei Tecmo —uno de los estudios que más han trabajado con Nintendo— ha aportado una comparación más concreta. En una entrevista con el medio especializado Wccftech, Edagawa afirma que, aunque resulta difícil generalizar debido a las múltiples características de la nueva consola, cree que la Switch 2 es “más cercana a una Xbox Series S”.
Esta declaración tiene peso. Si la comparación con la consola de Microsoft es acertada, estaríamos hablando de una Nintendo Switch 2 que se sitúa a caballo entre generaciones: sin llegar a los niveles de PS5 o Xbox Series X, pero lo suficientemente cerca como para ofrecer una experiencia moderna, incluso en juegos multiplataforma.
Y eso, precisamente, parece ser uno de los objetivos clave de Nintendo. Switch 2 aspira a convertirse en una plataforma capaz de acoger títulos que hasta ahora quedaban fuera de su alcance, como Cyberpunk 2077 o el prometedor Split Fiction. Aunque probablemente lleguen con recortes técnicos, la posibilidad de jugarlos en una consola portátil e híbrida representa una evolución significativa.
Vale la pena recordar que la Xbox Series S, pese a sus críticas iniciales, ha sido clave para democratizar el acceso a la nueva generación: una consola más asequible, pero con un rendimiento más que digno. Si Nintendo adopta un enfoque similar, puede estar abriendo la puerta a un mercado muy amplio: jugadores que valoran la relación calidad-precio sin renunciar a lo último.
De hecho, esa estrategia ya estaría dando frutos. Se rumorea que en España, Nintendo ha agotado su primera remesa de consolas, vendiendo entre 60.000 y 65.000 unidades. Aunque no veremos una Switch con la potencia exacta de una PS4 —algo ya descartado oficialmente—, Nintendo vuelve a apostar por un hardware que no es puntero, pero que, si se acompaña del catálogo adecuado, puede repetir el éxito de su antecesora.
¿Una consola con especificaciones modestas? Puede ser. Pero también una con un concepto muy claro y ambicioso. Y en eso, Nintendo rara vez falla.
Leave a comment