Vietnam dio un paso clave para enfrentar su crisis demográfica: el martes, la Asamblea Nacional aprobó la eliminación de la histórica política que limitaba a las familias a tener un máximo de dos hijos. La medida, informada por la agencia estatal Vietnam News Agency, busca revertir la constante caída en las tasas de natalidad y mitigar los efectos de una población que envejece rápidamente.
La tasa de fertilidad del país ha ido descendiendo año tras año. En 2021, se ubicó en 2,11 hijos por mujer, apenas por encima del umbral de reemplazo poblacional de 2,1. Desde entonces, la cifra ha seguido bajando: 2,01 en 2022, 1,96 en 2023 y 1,91 en 2024, reflejando una tendencia que, de mantenerse, podría poner en riesgo el crecimiento económico futuro.
Aunque el fenómeno no es exclusivo de Vietnam —otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur y Singapur enfrentan desafíos similares—, la situación es especialmente crítica dado que Vietnam sigue siendo una economía en desarrollo.
El caso de Nguyen Thu Linh, una gerente de marketing de 37 años en Hanói, refleja las razones detrás de la baja natalidad. Ella y su esposo optaron por tener un solo hijo, priorizando la calidad de vida y la educación. “A veces pienso en tener otro hijo para que el nuestro tenga un hermano, pero las presiones económicas y de tiempo hacen que no sea una opción viable”, confesó.
La política de control de natalidad en Vietnam comenzó en 1988, con el argumento de liberar a las mujeres de las tareas de cuidado infantil para que pudieran contribuir más activamente al mercado laboral. Sin embargo, ese modelo hoy muestra señales de agotamiento.
Desde 2007, Vietnam vive su llamado «período de población dorada», donde la fuerza laboral supera en número a la población dependiente. Se espera que esta ventaja demográfica se mantenga hasta 2039, pero los expertos advierten que el número de personas en edad de trabajar alcanzará su punto máximo en 2042. A partir de 2054, el país podría comenzar a ver una reducción poblacional, lo que implicaría mayores desafíos para sostener el crecimiento económico y cubrir las necesidades de una población envejecida.
Las cifras no son homogéneas en todo el país. En Ciudad Ho Chi Minh, el centro económico de Vietnam, la tasa de fertilidad cayó a apenas 1,39 hijos por mujer en 2024, muy por debajo del promedio nacional. Allí, además, el 12% de la población ya tiene más de 60 años, lo que ejerce una presión creciente sobre los servicios sociales. Como respuesta, las autoridades locales comenzaron a ofrecer incentivos económicos —unos 120 dólares— a las mujeres que tengan dos hijos antes de los 35 años.
Vietnam también enfrenta un problema persistente: el desequilibrio de género, impulsado por preferencias culturales que favorecen a los hijos varones. Aunque está prohibido informar a los padres sobre el sexo del bebé antes del parto y los abortos selectivos por sexo son ilegales, estas prácticas persisten. Para combatirlo, el Ministerio de Salud propuso esta semana triplicar las multas por elegir el sexo del bebé antes del nacimiento, elevándolas a 3.800 dólares.
El caso vietnamita recuerda al de China, que en 1979 impuso su conocida política de un solo hijo. Sin embargo, ante el impacto de una población envejecida, China ha ido relajando esas restricciones en los últimos años, permitiendo un segundo hijo y, desde 2021, hasta tres. Aun así, los esfuerzos no han logrado revertir la caída en la natalidad.
Vietnam espera que la eliminación de las restricciones abra una nueva etapa, pero los desafíos estructurales, económicos y culturales indican que la recuperación demográfica será un camino largo y complejo.
Leave a comment