Es comprensible que una compañía defienda el valor de sus productos. Nintendo, sin ir más lejos, ha sido firme en no devaluar sus títulos, motivo por el cual muchos juegos lanzados junto a la primera Switch en 2017 siguen vendiéndose a precio completo. Y está en su derecho. Sin embargo, otra cosa muy distinta es pretender que los jugadores acepten sin rechistar prácticas que rozan el abuso, como pagar por un pseudojuego que no es más que un manual de instrucciones interactivo.
Ese es precisamente el caso del Welcome Tour, presentado el pasado 2 de abril, y que para muchos fue la gota que colmó el vaso. Se trata de una guía interactiva que acompaña a la nueva consola Switch 2, cuyo lanzamiento en España está previsto para pasado mañana. Bajo el disfraz de un «juego», Nintendo propone pagar 10 euros por una experiencia que bien podría haberse ofrecido gratuitamente en su canal de YouTube.
El recorrido de este lanzamiento ha sido cuesta arriba para los jugadores: primero, el precio de la nueva consola —470 euros sin juego incluido—; luego, el estreno de un Mario Kart World en edición física por nada menos que 90 euros; y, como si fuera poco, la posibilidad de «mejorar» visualmente los juegos de la anterior Switch pasando por caja, con un coste adicional de entre 10 y 20 euros por título.
En ese contexto, el Welcome Tour llega como un colofón desconcertante: una propuesta técnicamente pulida, con el inconfundible sello de Nintendo y su reconocible sencillez jugable, pero que no deja de ser lo que es: un manual de instrucciones con algo de interactividad. Un pequeño mundo virtual en el que unos personajes nos guían por las novedades de la máquina, como si eso justificara su precio.
El contraste con otras compañías es evidente. Incluso Sony, poco dada a regalar contenidos, incluyó gratuitamente Astro’s Playroom con el lanzamiento de la PlayStation 5, un título aclamado por crítica y público como una de las mejores experiencias de esa generación.
Nintendo, en cambio, ha optado por monetizar su manual. Ha publicado un vídeo promocional detallando las bondades del Welcome Tour, destacando su presentación cuidada y su enfoque educativo. Pero eso no basta para justificar el cobro. No es un juego. No ofrece una experiencia lúdica completa. Y para muchos jugadores, su precio lo convierte automáticamente en un producto prescindible.
Porque, al final del día, la verdadera controversia no es la calidad del Welcome Tour, sino su coste. Y ahí es donde Nintendo parece haber perdido el norte.
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