En un nuevo giro del prolongado conflicto en Medio Oriente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) comenzaron este fin de semana a enviar decenas de miles de órdenes de convocatoria a reservistas, en el marco de una ofensiva ampliada contra Hamas en la Franja de Gaza. La región, asolada por más de seis meses de guerra, acumula ya un alarmante número de víctimas y desplazados.
“Esta próxima semana se incorporarán al servicio miles de soldados, muchos de los cuales ya han sido llamados varias veces desde octubre”, informaron este domingo fuentes militares en un comunicado oficial.
El movimiento no tomó por sorpresa a nadie. Dos días antes, durante una reunión de seguridad, altos mandos del ejército presentaron al primer ministro Benjamin Netanyahu los detalles de una operación más agresiva en Gaza. Tras recibir su visto bueno, el gabinete de seguridad aprobó formalmente la propuesta.
Actualmente, tres divisiones del ejército israelí operan dentro del enclave palestino. El objetivo inmediato, según portavoces castrenses, es aumentar la presión sobre Hamas para forzar un acuerdo que permita la liberación de los rehenes aún en poder del grupo islamista. “No buscamos aniquilar a Hamas, sino negociar desde una posición de fuerza”, aseguró un alto funcionario militar bajo condición de anonimato.
La movilización masiva no apunta solo a reforzar el frente sur. Muchos de los reservistas serán enviados a otros puntos de tensión, como Líbano, Siria y Cisjordania, para relevar a soldados activos que serán destinados a Gaza.
La estrategia responde tanto a necesidades operativas como al clima político interno. En las últimas semanas, se multiplicaron las cartas públicas firmadas por veteranos del ejército y familiares de rehenes, exigiendo un acuerdo para su liberación, incluso si esto implica detener la guerra. Las FDI, sin embargo, insisten en que el llamado responde únicamente a motivos logísticos y no a presiones sociales.
Según estimaciones militares, Hamas aún conserva estructuras operativas en zonas clave de Gaza. En Rafah y el norte del enclave, combatientes actúan en células descentralizadas, protegiendo a sus líderes y reclutando a adolescentes para fortalecer sus filas. Las autoridades israelíes temen que, sin una ofensiva contundente, el grupo se reorganice y prolongue el conflicto.
Desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre de 2023, más de 52.400 palestinos han muerto, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud controlado por Hamas. Estas estadísticas, que no distinguen entre civiles y combatientes, no han sido verificadas de forma independiente. Israel, por su parte, asegura haber eliminado a unos 21.600 milicianos, incluidos los que participaron en el ataque inicial.
Ese 7 de octubre, más de mil miembros de Hamas cruzaron la frontera desde Gaza, matando a unas 1.200 personas —la mayoría civiles— y secuestrando a 251. Actualmente, 59 rehenes siguen en poder del grupo, entre ellos el cuerpo de un soldado fallecido en 2014.
El costo humano también se siente en Israel: desde el inicio de la ofensiva terrestre, han muerto 414 militares, incluidos dos agentes de policía y dos contratistas del Ministerio de Defensa.
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