Estados Unidos destruirá cerca de 500 toneladas de alimentos de emergencia financiados con fondos públicos, originalmente destinados a combatir el hambre en zonas de crisis alrededor del mundo. Se trata de galletas altamente nutritivas, diseñadas para ofrecer energía rápida a personas en situaciones extremas, que han estado almacenadas durante meses en un depósito en Dubái.
Ahora, a punto de caducar este mes, los productos deberán ser incinerados, lo que implicará un costo adicional de 100.000 dólares para los contribuyentes estadounidenses.
La información fue confirmada por un exfuncionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), quien, bajo condición de anonimato, explicó que esta pérdida se habría evitado si la agencia no hubiera sido desmantelada durante la administración Trump. El medio The Atlantic fue el primero en revelar la historia.
Antes de los recortes, USAID mantenía un estricto control sobre las fechas de vencimiento de sus suministros alimentarios y, al acercarse la expiración, coordinaba con otras oficinas o países para redirigir la ayuda donde más se necesitara, incluso donándola.
“Estas galletas podrían haber sido enviadas a lugares como Gaza, donde la situación humanitaria es desesperante”, afirmó el exfuncionario en declaraciones a CNN. “No reemplazan una comida completa, pero dos raciones al día pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte”. Añadió que, en un escenario como el de Gaza, donde escasea el agua potable, el combustible y los medios para cocinar, su distribución habría sido clave.
Sin embargo, según denunció, la respuesta humanitaria hacia Gaza ha sido “desmovilizada”, y los equipos logísticos y de planificación fueron despedidos. “Es desgarrador ver que una ayuda tan específica y valiosa termine en la basura”, lamentó.
Un portavoz del Departamento de Estado confirmó que los alimentos serán destruidos por no haberse utilizado a tiempo. Detalló que fueron adquiridos durante el gobierno anterior como parte de una reserva para emergencias humanitarias, pero no se logró distribuirlos antes de su fecha de caducidad.
“El riesgo de vencimiento es inherente a nuestra necesidad de estar preparados ante crisis imprevisibles en lugares remotos”, explicó el vocero, señalando que no es la primera vez que USAID se ve obligada a desechar alimentos en estas circunstancias.
En un comunicado, USAID subrayó que las galletas están destinadas especialmente a personas desplazadas por conflictos o desastres naturales, y que actualmente existen existencias similares almacenadas estratégicamente en varias regiones del mundo. “Siempre intentamos evitar la destrucción de alimentos y buscamos activamente usos alternativos antes de tomar esa medida”, concluyó el portavoz.
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