Japón elevó una firme protesta ante China tras denunciar que aviones de combate chinos han estado volando peligrosamente cerca de aeronaves japonesas de inteligencia en reiteradas ocasiones, una conducta que, advierte Tokio, podría provocar una colisión.
Según informó el Ministerio de Defensa japonés, un caza-bombardero JH-7 del Ejército chino se aproximó a tan solo 30 metros de un avión de inteligencia electrónica YS-11EB de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón el miércoles y jueves pasados. El encuentro tuvo lugar fuera del espacio aéreo japonés, sobre el Mar de China Oriental, y no causó daños.
Pekín no ha emitido declaraciones sobre este último incidente. No obstante, en ocasiones anteriores ha acusado a Japón de realizar vuelos de vigilancia demasiado cerca de su espacio aéreo, y de espiar lo que califica como maniobras militares rutinarias, exigiendo que cese ese tipo de actividades.
El gobierno japonés ha expresado su creciente preocupación por el fortalecimiento militar de China, especialmente en la región suroeste del archipiélago.
En un comunicado emitido el jueves en la noche, el Ministerio de Relaciones Exteriores japonés informó que el viceministro Takehiro Funakoshi manifestó al embajador chino en Tokio, Wu Jianghao, su “seria preocupación” por los recientes hechos y exigió que China suspenda de inmediato este tipo de maniobras que podrían desencadenar “colisiones accidentales”. Japón instó a que no se repitan situaciones similares.
Este nuevo roce aéreo se produce tan solo semanas después de otro tenso episodio: Tokio denunció que un caza chino voló a escasa distancia de un avión de patrullaje marítimo P-3C de la Marina japonesa sobre el océano Pacífico. El suceso coincidió con maniobras en las que se detectó, por primera vez, a dos portaaviones chinos operando conjuntamente.
A pesar de las fricciones militares, las relaciones económicas entre ambos países muestran señales de distensión. Este viernes, Japón anunció el inicio formal de un acuerdo bilateral de sanidad animal y cuarentena con China, lo que allana el camino para reanudar las exportaciones de carne de res japonesa, suspendidas desde 2001 tras un brote de encefalopatía espongiforme bovina, conocida como “vaca loca”.
El avance se da pocos días después de que China levantara parcialmente una prohibición de casi dos años sobre productos del mar japoneses, impuesta en 2023 tras las descargas de aguas residuales tratadas de la planta nuclear de Fukushima. Desde entonces, Pekín ha autorizado la renovación del registro de tres exportadores japoneses de mariscos, en una señal de tímida apertura comercial pese a las persistentes tensiones geopolíticas.
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