El líder espiritual tibetano, el dalái lama, aseguró este miércoles que la histórica institución budista que representa seguirá existiendo después de su muerte, disipando años de incertidumbre generada por sus propias declaraciones pasadas, en las que sugería que podría ser el último en ocupar el cargo.
Durante una ceremonia religiosa previa a su 90º cumpleaños, que se celebrará el próximo domingo, el Nobel de la Paz reafirmó en un mensaje grabado que el proceso para encontrar a su sucesor debe respetar las tradiciones budistas tibetanas, e instó a China a mantenerse al margen del procedimiento.
La sucesión del dalái lama tiene profundas implicaciones políticas, especialmente entre los tibetanos que rechazan el férreo control de Pekín sobre su región natal y luchan por preservar su identidad cultural, tanto en el Tíbet como en el exilio. Para los fieles del budismo tibetano, el dalái lama no es solo un guía espiritual, sino la manifestación terrenal de Chenrezig, el bodhisattva de la compasión.
Sin embargo, la declaración del líder espiritual probablemente generará tensiones con el gobierno chino, que insiste en tener la autoridad exclusiva para reconocer a la próxima reencarnación. Pekín ha reiterado que el sucesor debe ser encontrado dentro del territorio chino, lo que reforzaría su control sobre la designación de la figura religiosa.
Expertos y observadores temen que el conflicto derive en la existencia de dos dalái lamas rivales: uno designado por el Partido Comunista chino y otro reconocido por la comunidad monástica leal al actual líder.
Tenzin Gyatso fue reconocido como la 14ª reencarnación del dalái lama en 1940. En 1959, huyó del Tíbet tras la represión de un levantamiento popular en Lhasa por parte del ejército chino. Desde entonces reside en el exilio en Dharamshala, India, donde fundó un gobierno tibetano en el exilio y ha recorrido el mundo abogando por una mayor autonomía para su pueblo.
De acuerdo con la tradición budista tibetana, el dalái lama puede decidir dónde y cómo renacer. Así ha ocurrido en las 14 reencarnaciones desde la fundación de la institución en 1587. En ocasiones anteriores, el líder espiritual ya había adelantado que su sucesor podría nacer fuera de China.
En su mensaje, transmitido durante un acto con monjes en Dharamshala, el dalái lama subrayó que la responsabilidad de encontrar y reconocer su futura reencarnación recae exclusivamente en el Gaden Phodrang Trust, la fundación que él mismo creó en 2015 para supervisar los asuntos relacionados con su figura y la institución.
“Nadie más tiene autoridad para interferir en este asunto”, afirmó, destacando que todo el proceso debe realizarse “de acuerdo con la tradición”.
Consultada sobre estas declaraciones, la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, reiteró la postura oficial en su rueda de prensa diaria: “La reencarnación del dalái lama debe buscarse dentro de China y recibir la aprobación del gobierno central”.
En respuesta, el presidente en funciones del gobierno tibetano en el exilio, Penpa Tsering, advirtió a Pekín que no intente manipular el proceso. “Condenamos enérgicamente el uso político que la República Popular China hace de la reencarnación, y jamás lo aceptaremos”, declaró.
Según la tradición, la búsqueda del nuevo dalái lama solo comienza tras la muerte del anterior. El proceso suele tomar años e implica la interpretación de señales espirituales por parte de monjes veteranos, quienes identifican al niño que se cree alberga la nueva reencarnación y lo preparan para asumir el rol espiritual más alto del budismo tibetano.
Leave a comment