Un misil balístico lanzado desde Irán impactó directamente este jueves en el Centro Médico Soroka, el principal hospital del sur de Israel, causando severos daños materiales y dejando varios heridos. Así lo confirmaron autoridades del propio centro de salud, ubicado en la ciudad de Beerseba. El ataque se produjo en medio de una nueva jornada de enfrentamientos entre ambos países, que ya acumulan siete días consecutivos de intercambio de fuego.
“El hospital ha sufrido daños extensos en distintas áreas”, informó un portavoz del Soroka Medical Center, que atiende a cerca de un millón de personas y cuenta con más de 1.000 camas. La institución pidió a la ciudadanía abstenerse de acudir al lugar mientras se evalúan los daños.
Simultáneamente, la aviación israelí ejecutó una ofensiva aérea contra el reactor de agua pesada de Arak, en el oeste de Irán. Medios estatales iraníes confirmaron el ataque, asegurando que no hay riesgo de radiación, ya que la instalación fue evacuada a tiempo. Un periodista del canal estatal, apostado en la vecina localidad de Khondab, declaró que no se registraron daños en zonas civiles cercanas.
Horas antes del bombardeo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) habían advertido públicamente a la población iraní sobre su intención de atacar el sitio nuclear. “Evacúen inmediatamente el área señalada en las ciudades de Arak-Khondab. Su presencia pone en riesgo sus vidas”, fue el mensaje difundido en farsi por el ejército israelí.
La ofensiva de este jueves se extendió a otras regiones de Irán, incluida la capital, Teherán. Aunque el ejército israelí no reveló detalles sobre todos los objetivos, confirmó más tarde que Irán respondió con una nueva oleada de misiles. Las autoridades israelíes activaron las alarmas de emergencia y pidieron a la población buscar refugio ante posibles impactos adicionales.
El reactor de Arak, ubicado a unos 250 kilómetros al suroeste de Teherán, ha estado en el centro de la preocupación internacional por su potencial para producir plutonio, material clave en la fabricación de armas nucleares. Como parte del acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales, Irán se comprometió a rediseñar el reactor para reducir ese riesgo. En 2019, reactivó el circuito secundario, una medida que no violaba el pacto en ese momento. Tras la salida de EE. UU. del acuerdo bajo la administración de Donald Trump, el Reino Unido colaboró en la modificación técnica del sitio.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), el organismo de vigilancia nuclear de la ONU, ha instado reiteradamente a Israel a no atacar instalaciones nucleares iraníes. La última visita de inspectores al reactor de Arak fue el 14 de mayo. Sin embargo, la OIEA advirtió que, debido a las restricciones impuestas por Teherán, ya no tiene una visión completa de la producción y almacenamiento de agua pesada en el país.
En días recientes, Israel ha intensificado sus ataques sobre objetivos estratégicos iraníes, incluyendo el centro de enriquecimiento de Natanz, talleres de centrifugado en la región de Teherán y otra instalación nuclear en Isfahán. También se han reportado bajas entre altos mandos militares y científicos iraníes.
Por su parte, Irán ha respondido con el lanzamiento de más de 400 misiles y cientos de drones contra territorio israelí, ataques que han causado al menos 24 muertos, centenares de heridos y daños significativos en zonas residenciales del centro del país.
Cabe recordar que, en el marco del pacto nuclear de 2015, Irán también acordó vender su excedente de agua pesada a países occidentales. En una de esas operaciones, Estados Unidos compró 32 toneladas por más de 8 millones de dólares, lo que generó fuertes críticas entre los opositores del acuerdo.
La situación sigue en desarrollo, con una escalada que no muestra señales claras de desescalada en el corto plazo.
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