Quizás en los últimos meses hayas oído hablar del fin del soporte técnico para Windows 10, una noticia que ha puesto en alerta a millones de usuarios que ya se plantean actualizar a Windows 11 o buscar alternativas. La idea de quedarse con un sistema operativo obsoleto suele considerarse un riesgo innecesario, y no sin razón: implica perder actualizaciones de seguridad, compatibilidad con nuevas aplicaciones y una defensa efectiva contra ciberamenazas.
Pero no todo el mundo parece tomarse tan en serio la necesidad de estar al día. De hecho, uno de los ejemplos más sorprendentes de tecnología desfasada llega desde un sector tan vital como sensible: el control del tráfico aéreo en Estados Unidos. Sí, aún hay torres de control que dependen de tecnologías que podrían parecer sacadas de un museo… y no es una exageración.
Esta misma semana, Chris Rocheleau, administrador interino de la FAA (Administración Federal de Aviación), compareció ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes y lo dejó claro: todavía existen torres que utilizan tiras de papel y disquetes para coordinar vuelos. Son herramientas introducidas en los años setenta, que siguen siendo parte del engranaje operativo en algunos aeropuertos del país.
La cadena pública NPR fue más allá y reveló que también persisten equipos informáticos que funcionan con Windows 95. Aunque ligeramente más moderno que los disquetes, este sistema operativo dejó de recibir soporte por parte de Microsoft en diciembre de 2001. Es decir, lleva más de dos décadas sin actualizaciones de seguridad ni garantía alguna.
¿Por qué se siguen usando estas reliquias tecnológicas? Porque han demostrado ser increíblemente fiables. Los sistemas de control del tráfico aéreo (ATC) no pueden fallar: operan 24 horas al día, siete días a la semana, y han ofrecido una estabilidad tal que nadie se ha atrevido a reemplazarlos por completo. Pero esa confianza tiene fecha de caducidad.
El nuevo secretario de Transporte, Sean Duffy, lo ha reconocido abiertamente: la modernización del sistema se ha convertido en una prioridad nacional. Según sus palabras, “es el proyecto de infraestructuras más importante que ha tenido el país en décadas”. Una declaración que refleja una preocupación creciente dentro del sector. Sindicatos de controladores y grupos industriales como Modern Skies están exigiendo una reforma urgente.
La Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) publicó en marzo de 2025 un informe demoledor: de los 138 sistemas que integran la infraestructura tecnológica de la FAA, 51 fueron catalogados como insostenibles y 54 como potencialmente insostenibles. Muchos llevan más de 30 años en funcionamiento. Algunos, más de 60.
El informe advierte que estos sistemas no solo son vulnerables a fallos, sino que resultan cada vez más difíciles de mantener. Faltan repuestos, los expertos que los conocen se están jubilando, y las soluciones temporales —como la virtualización— no siempre son viables en entornos de misión crítica.
Frente a este panorama, el Departamento de Transporte ha lanzado una convocatoria para que empresas privadas presenten propuestas con tecnologías de nueva generación. Mientras tanto, el sistema sigue funcionando… aunque lo hace apoyado en una base cada vez más frágil. El desafío ahora es convertir la necesidad de cambio en acción real. El tiempo, como siempre, está en cuenta regresiva.
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