El gobernador de California, Gavin Newsom, anunció este lunes que presentará una demanda contra el presidente Donald Trump, luego de que la Casa Blanca desplegara sin previo aviso tropas de la Guardia Nacional en Los Ángeles, en respuesta a una serie de protestas contra las políticas migratorias del gobierno federal.
«Tomar el control de la Guardia Nacional sin consultar al gobernador es ilegal e inmoral», declaró Newsom en una entrevista con MSNBC. El demócrata calificó la medida como una violación grave a la soberanía estatal y criticó la actitud provocadora del presidente, a quien acusó de buscar “caos” para justificar su política represiva.
El domingo por la noche, cientos de manifestantes se concentraron en el centro de Los Ángeles, en el tercer y más intenso día de movilizaciones contra las redadas de inmigración. Los enfrentamientos con las autoridades se intensificaron en la autopista 101, donde algunos participantes arrojaron objetos contundentes, fuegos artificiales y concreto a los vehículos de la Patrulla de Caminos de California. La policía respondió con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras. Más de 300 soldados de la Guardia Nacional fueron desplegados para proteger edificios federales, incluyendo un centro de detención.
Aunque la mañana del lunes la ciudad amaneció en relativa calma, las tensiones persistieron. Docenas de personas fueron arrestadas durante el fin de semana. Una de ellas lanzó un cóctel molotov, y otra embistió una motocicleta contra una línea policial. Las autoridades declararon una asamblea ilegal el domingo por la noche, allanando el camino para nuevas detenciones.
Desde Los Ángeles, donde se reunió con funcionarios locales y cuerpos de seguridad, Newsom reiteró su oposición al despliegue federal y advirtió a los manifestantes que no caigan en provocaciones. “Trump quiere violencia. No le den la excusa que busca. Manténganse pacíficos y enfocados”, dijo el gobernador.
La presencia militar no fue coordinada con el gobierno estatal, lo que representaría una de las pocas veces en la historia reciente que se activa la Guardia Nacional sin el consentimiento del gobernador. La última vez ocurrió en 1965, cuando el presidente Lyndon B. Johnson envió tropas a Alabama para proteger a manifestantes por los derechos civiles.
El jefe de la policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, afirmó que su departamento fue tomado por sorpresa por las redadas del viernes, realizadas sin previo aviso. Aseguró que los agentes actuaron con la mayor rapidez posible para contener la situación y desestimó las acusaciones de la administración Trump sobre una supuesta falta de cooperación de las autoridades locales.
Las manifestaciones comenzaron el viernes en el centro de la ciudad y se extendieron el sábado a zonas de mayoría latina como Paramount y Compton. Ese día, activistas se congregaron frente a una oficina del Departamento de Seguridad Nacional tras sospechas de una nueva redada, aunque las autoridades negaron que se realizara alguna operación en ese lugar.
Según fuentes federales, más de 100 inmigrantes fueron arrestados en distintos puntos de Los Ángeles durante la semana, incluyendo en estacionamientos de centros comerciales y zonas industriales. Las protestas también dejaron varios detenidos, entre ellos un líder sindical acusado de obstruir la labor policial.
Mientras tanto, la Casa Blanca defendió su decisión. “Es una mentira descarada que Newsom diga que no había problemas en Los Ángeles antes de que el presidente interviniera”, señaló Abigail Jackson, vocera presidencial.
El despliegue de la Guardia se convirtió en un nuevo foco de confrontación entre el gobierno federal y el estado de California, intensificando un conflicto que, lejos de apaciguarse, promete escalar en los tribunales.
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