La política migratoria del presidente Donald Trump volvió a hacerse sentir este viernes en el corazón de Los Ángeles. Una serie de redadas ejecutadas por agentes federales provocó una fuerte reacción ciudadana, con enfrentamientos que escalaron hasta momentos de alta tensión entre autoridades y manifestantes.
Las operaciones, llevadas a cabo en tres puntos estratégicos de la ciudad, desembocaron en la detención de al menos 44 personas indocumentadas y del líder sindical David Huerta, presidente del influyente sindicato SEIU en California, quien resultó herido durante el operativo. El Departamento de Seguridad Interior confirmó que se ejecutaron cuatro órdenes de aprehensión como parte del despliegue.
Desde primeras horas del día, activistas y defensores de los derechos de los inmigrantes comenzaron a movilizarse tras reportes en redes sociales que alertaban de la presencia de agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) en Cypress Park, al norte del centro de Los Ángeles. Videos compartidos por ciudadanos mostraban a los uniformados en el estacionamiento de un Home Depot, un sitio frecuentado por jornaleros latinos.
Poco después, la operación se trasladó al distrito de la moda, una zona comercial y textil, donde agentes federales irrumpieron en Ambiance Apparel, una empresa proveedora de ropa a nivel internacional. Según el fiscal Bill Essayli, la redada buscaba empleados con documentos falsos. Varios trabajadores fueron vistos saliendo esposados de una bodega industrial, escoltados por agentes hacia camionetas blancas.
Las imágenes aéreas captadas por medios locales y drones activistas documentaron el caos. En uno de los momentos más tensos, un manifestante intentó bloquear el paso de una patrulla blindada. El vehículo no se detuvo y casi lo arrolla; otros activistas acudieron a socorrerlo en el lugar.
Las protestas crecieron rápidamente en las inmediaciones de un edificio federal utilizado como centro de detención migratoria. Allí, los manifestantes lanzaron piedras, huevos y objetos contra las instalaciones y las patrullas federales. La policía antidisturbios respondió con gases lacrimógenos y balas de goma. Se declaró una reunión ilegal, lo que permitió a las autoridades realizar más arrestos por desobediencia civil.
A pesar de que los jefes de policía del condado y la ciudad de Los Ángeles aseguraron que sus agentes no participaron en las detenciones, reconocieron haber sido requeridos por el FBI para proteger a las fuerzas federales. “Estamos aquí para resguardar a todos, incluso a los agentes del FBI”, declaró Jim McDonald, jefe del LAPD.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó el operativo como “caótico, temerario y cruel”. Por su parte, la alcaldesa Karen Bass expresó su “indignación y tristeza”, y denunció que ICE “estaba literalmente persiguiendo a personas por la calle”.
La detención del líder sindical David Huerta provocó un fuerte rechazo entre organizaciones laborales y de derechos humanos. El sindicato SEIU, que representa a más de 750.000 trabajadores en California, aseguró que Huerta estaba cumpliendo labores de observación pacífica cuando fue arrestado. “Estamos orgullosos de su compromiso con la defensa de los trabajadores indocumentados”, afirmó la organización en un comunicado.
Con esta redada masiva, Los Ángeles —considerada una de las principales ciudades santuario del país— ha recibido el golpe más contundente en lo que va del año. La administración Trump parece reactivar, aunque fuera del poder, una maquinaria migratoria que sigue causando estragos en comunidades enteras.
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