Nuevas imágenes satelitales revelan que Corea del Norte ha desplegado lo que parecen ser globos alrededor de su moderno destructor de 5.000 toneladas, actualmente varado y parcialmente sumergido tras un fallido intento de botadura la semana pasada.
Aunque aún se desconoce el propósito exacto de estos objetos, analistas consultados por CNN sugieren que podrían estar destinados a estabilizar la embarcación o a protegerla de la vigilancia aérea, especialmente de drones.
El buque, el más avanzado de la armada norcoreana, era el emblema del ambicioso plan de modernización naval del país. Sin embargo, el pasado 21 de mayo, un fallo en el sistema de lanzamiento provocó que la popa se deslizara antes de tiempo al agua, dañando el casco y dejando la proa atrapada en el astillero de Chongjin. La agencia estatal KCNA informó del incidente en un inusual reconocimiento público del fracaso.
El líder norcoreano Kim Jong Un, quien presenció personalmente el accidentado lanzamiento, calificó el suceso como un “acto criminal” y exigió que el buque, aún sin nombre, sea reparado antes de la próxima reunión plenaria del Partido de los Trabajadores, prevista para finales de junio. Aseguró que restaurarlo es un “asunto de honor nacional”.
Desde entonces, el régimen ha intensificado los esfuerzos de reparación y ha iniciado una ofensiva punitiva: cuatro personas, incluido el ingeniero jefe del astillero, han sido arrestadas.
Según expertos, los globos podrían estar siendo utilizados como una solución improvisada para evitar que el destructor continúe hundiéndose. “No parecen tener la función de reflotarlo, sino de prevenir una mayor entrada de agua”, explicó el legislador y analista militar surcoreano Yu Yong-weon.
El capitán retirado de la Marina de EE.UU., Carl Schuster, coincide en que los globos podrían estar sirviendo tanto para reducir la presión sobre la parte hundida como para entorpecer la observación mediante drones. “La sección más afectada es la popa, sumergida bajo presión, mientras la proa permanece fuera del agua”, detalló.
Pero la estrategia de rescate también implica riesgos. Nick Childs, experto naval del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, advierte que usar globos para elevar o estabilizar el barco podría empeorar los daños estructurales. “En una situación normal, se intenta lograr la máxima flotabilidad desde abajo, no aplicar fuerza desde arriba”, señaló.
Las imágenes satelitales de Maxar Technologies, captadas el 23 de mayo, muestran más de una docena de objetos blancos similares a globos desplegados en torno al casco del destructor.
Medios estatales norcoreanos han intentado minimizar el alcance del incidente, asegurando que los daños fueron menos graves de lo previsto, que no hay perforaciones en el casco y que solo se produjeron raspones laterales y entrada de agua por la popa. Estiman que las reparaciones tomarán unos diez días, aunque los expertos se muestran escépticos.
Schuster estima que las labores podrían extenderse hasta seis meses, dependiendo de la gravedad de los daños, el ingreso de agua salada y la posible corrosión en las partes metálicas expuestas.
La posición del buque, encallado a medio camino entre el mar y tierra firme, complica aún más la operación. “Es la peor situación posible”, advierte Decker Eveleth, investigador de la organización CNA, especializada en temas de defensa. “Si intentas tirar de la parte hundida, podrías dañar la quilla y convertir el barco en chatarra”.
Ante la dificultad de enderezarlo, Childs considera probable que Corea del Norte tenga que desmantelar parcialmente la nave para despejar el muelle. “En muchos casos, la única opción viable es cortar el barco en secciones, rescatar lo que se pueda, y luego decidir si reconstruir o desechar lo que queda”, concluyó.
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