Ucrania advirtió este martes que si el presidente ruso, Vladímir Putin, no asiste a las conversaciones previstas en Turquía, el mundo debería interpretarlo como una señal clara de que el Kremlin no tiene intención de poner fin al conflicto. Ante este escenario, Kiev pidió a Occidente que responda con un aumento del apoyo militar.
La cumbre, programada para el jueves en Estambul, marcaría el primer diálogo directo entre funcionarios ucranianos y rusos desde los inicios de la invasión en 2022. El presidente Volodímir Zelensky ha instado a Putin a participar personalmente en las negociaciones, que, según Kiev, fueron propuestas por el propio mandatario ruso. Sin embargo, Moscú evitó responder a la invitación por segundo día consecutivo.
«Si Putin no viaja a Turquía, será la prueba definitiva de que Rusia no quiere terminar esta guerra ni está dispuesta a negociar», declaró Andriy Yermak, jefe de gabinete de Zelensky, en un comunicado emitido por la presidencia ucraniana.
El presidente estadounidense Donald Trump también intervino en la situación, alentando a ambos líderes a acudir a Estambul y afirmando que consideraba la posibilidad de asistir él mismo a las conversaciones. «Estoy pensando en volar hasta allí. Podría hacerlo si creo que puede ser útil», dijo el lunes antes de partir hacia Oriente Medio.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, evitó confirmar quién encabezará la delegación rusa. “La parte rusa continúa preparándose para las conversaciones del jueves. Eso es todo lo que podemos decir por ahora”, declaró. Ante la insistencia de los periodistas sobre la composición del equipo negociador, respondió: “No… cuando el presidente lo considere necesario, lo anunciará”.
Putin había propuesto el encuentro el pasado fin de semana, en lo que fue interpretado como una contraofensiva diplomática tras el llamado de Ucrania y varios países europeos —incluidos Francia, Alemania, Polonia y el Reino Unido— a establecer un alto el fuego total e incondicional de 30 días a partir del lunes.
Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, decenas de miles de personas han muerto y millones han sido desplazadas. Las fuerzas rusas controlan actualmente alrededor del 20 % del territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, anexionada en 2014.
El Kremlin no ha respondido de forma directa a la propuesta de alto el fuego, aunque ha criticado duramente lo que calificó como «ultimátums» europeos, en una aparente señal de rechazo.
Kiev reiteró este martes su llamado a sus aliados occidentales: si Putin rehúsa sentarse a negociar, la respuesta debe ser contundente. “Rusia debe enfrentar nuevas sanciones y Ucrania debe recibir más ayuda militar”, subrayó la presidencia ucraniana.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ofreció a acoger las conversaciones y urgió a ambas partes a aprovechar esta “ventana de oportunidad” para buscar una solución al conflicto.
Putin, por su parte, ha dicho que cualquier diálogo debe abordar las “causas profundas” de la guerra, entre ellas la supuesta necesidad de “desnazificar” Ucrania, proteger a las comunidades rusoparlantes en el este del país y frenar la expansión de la OTAN. Kiev y Occidente han rechazado estas justificaciones como pretextos para una invasión con tintes imperialistas.
Rusia y Ucrania ya se habían reunido en Estambul en marzo de 2022, en un intento fallido por frenar la guerra. Desde entonces, los contactos se han limitado a temas humanitarios, como el intercambio de prisioneros y la repatriación de cuerpos de soldados caídos.
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