Rusia lanzó la noche del domingo un masivo ataque con drones contra Ucrania, en aparente desafío a la tregua de 30 días solicitada por Kiev y respaldada por líderes europeos. Según informó este lunes la Fuerza Aérea ucraniana, el ataque comenzó a las 23:00 hora local (20:00 GMT) e incluyó el lanzamiento de 108 drones, en su mayoría de tipo Shahed.
Las defensas aéreas de Ucrania lograron derribar 55 de esos drones en varias regiones del país, incluyendo el este, norte, sur y centro. Otros 30 drones —sin carga explosiva y usados por Rusia para confundir a las defensas— cayeron sin causar daños significativos.
Sin embargo, el ataque sí provocó afectaciones en infraestructuras de las regiones de Odesa y Mikoláyiv, en el sur, así como en Donetsk, al este, y Zhitómir, en el centro del país.
El bombardeo ocurrió en un momento crucial: cuando se abre la posibilidad de que Rusia y Ucrania mantengan conversaciones directas para poner fin a la guerra, algo que no sucedía desde los primeros meses de la invasión en 2022. La iniciativa ha sido bien recibida tanto en Washington como en Europa.
El sábado, los líderes de Francia, Reino Unido, Alemania y Polonia viajaron a Kiev para reunirse con el presidente Volodímir Zelensky y exigir conjuntamente al Kremlin un alto el fuego inmediato e incondicional por tierra, mar y aire, a partir de este lunes. También advirtieron a Moscú con nuevas sanciones si no accede a la propuesta. Aseguraron además contar con el respaldo del expresidente estadounidense Donald Trump.
Trump, por su parte, escribió en su red Truth Social que “el presidente Putin de Rusia no quiere un alto el fuego con Ucrania, sino que quiere reunirse el jueves en Turquía para negociar un posible fin del baño de sangre”. El republicano ha señalado que retirará su apoyo a un acuerdo de paz si no ve voluntad de ambas partes.
Desde Moscú, el presidente Vladimir Putin propuso abrir el jueves en Turquía una ronda de contactos directos sin necesidad de declarar previamente un alto el fuego. Aunque resiste cesar las hostilidades, dijo no descartar una tregua como resultado de esas conversaciones. Agregó que cualquier diálogo debe abordar las “causas fundamentales” del conflicto.
Estas causas, según el discurso oficial ruso, incluyen la “desnazificación” y desmilitarización de Ucrania, la protección de los rusoparlantes en el este del país y la oposición a la expansión de la OTAN. Kiev y sus aliados occidentales rechazan estos argumentos, calificándolos de pretextos para una invasión imperialista y una apropiación territorial.
Zelensky, por su parte, reafirmó su disposición a participar en las conversaciones del jueves y afirmó que estará presente en Turquía, incluso si Rusia no ha declarado una tregua para entonces.
Entretanto, los ataques rusos continúan. “Las propuestas de alto el fuego están siendo ignoradas y el enemigo sigue atacando la infraestructura ferroviaria”, denunció Ukrzaliznytsia, la empresa nacional de ferrocarriles de Ucrania.
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, decenas de miles de personas han muerto y millones han tenido que abandonar sus hogares. Actualmente, las fuerzas rusas controlan cerca del 20 % del territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, anexada en 2014.
Las últimas conversaciones serias entre ambas partes se celebraron en Estambul en marzo de 2022, pero fracasaron. Desde entonces, el contacto ha sido mínimo y se ha limitado a asuntos humanitarios como el intercambio de prisioneros o la repatriación de cadáveres.
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