Para muchos países del hemisferio norte, el Primero de Mayo evoca imágenes de flores, cintas de colores y la promesa de días más cálidos. Sin embargo, más allá de su aspecto festivo, esta fecha es símbolo de lucha y reivindicación: millones de personas en todo el mundo la conmemoran con marchas, protestas y actos sindicales. El origen moderno del Día Internacional de los Trabajadores está ligado a un hecho sangriento ocurrido en Chicago, que marcaría un antes y un después en la historia del movimiento obrero.
Si bien el Primero de Mayo tiene raíces aún más antiguas —cuando era celebrado como una festividad pagana para dar la bienvenida al verano en las culturas celtas, conocida como Beltaine o Beltane—, su transformación en una jornada de lucha obrera llegó a finales del siglo XIX. En aquellos tiempos, trabajadores de todo el mundo alzaban la voz por condiciones laborales dignas, entre ellas la jornada de ocho horas y el derecho a sindicalizarse.
El punto de inflexión fue la revuelta de Haymarket, ocurrida en Chicago en 1886. Durante una manifestación pacífica en la plaza del mismo nombre, una bomba explotó en medio de la multitud. La policía respondió con violencia, dejando al menos cuatro muertos. El episodio tuvo un profundo impacto en los movimientos laborales internacionales. Tres años después, la Segunda Internacional —organización de partidos socialistas— proclamó oficialmente el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, en homenaje a los mártires de Chicago.
Curiosamente, Estados Unidos no conmemora esta fecha como día festivo. En su lugar, celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre, declarado feriado nacional en 1894. Aun así, en territorio estadounidense también se han registrado protestas el primero de mayo, algunas de ellas con episodios de violencia, como ocurrió en Seattle en años recientes.
En otras regiones del mundo, la jornada suele estar marcada por fuertes manifestaciones sindicales. En Turquía, por ejemplo, las autoridades intentaron prohibir las marchas en 2014 alegando razones de seguridad. En ciudades europeas, la fecha suele convocar a miles de personas bajo una fuerte presencia policial.
Sin embargo, el carácter combativo del día convive a veces con expresiones más festivas. En Minneapolis, el desfile del Primero de Mayo combina arte, sátira y reivindicación política, con carrozas coloridas y disfraces que critican temas laborales. En Seattle, algunas protestas han incluido conciertos de rock, retomando —aunque sea de forma irónica— las raíces lúdicas de esta fecha.
Así, el Primero de Mayo sigue siendo un día cargado de historia, memoria y contradicciones. Un punto de encuentro entre la celebración de la vida y la exigencia de justicia.
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