Estados Unidos enfrenta un preocupante repunte de sarampión, con casi 900 casos confirmados y brotes activos en aproximadamente una quinta parte del país, según datos publicados este viernes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Hasta ahora, se han registrado 884 contagios en 2025, casi el triple de los reportados durante todo 2024. El foco más grave se encuentra en Texas, donde el brote, que comenzó hace tres meses, ya suma 663 casos confirmados. También se han reportado contagios en Nuevo México y Oklahoma.
En Texas, dos niños de primaria no vacunados fallecieron a causa de complicaciones relacionadas con el sarampión. Otro deceso se reportó en Nuevo México: un adulto sin vacunar murió el pasado 6 de marzo. Las autoridades sanitarias confirmaron que el brote en ese estado está vinculado genéticamente al de Texas.
Otros estados con brotes activos —es decir, con tres o más casos— incluyen Indiana, Kansas, Michigan, Montana, Ohio, Pensilvania y Tennessee.
La situación no se limita a Estados Unidos. En Canadá, la provincia de Ontario ha contabilizado 1.020 casos desde octubre. En México, el estado de Chihuahua ha confirmado 761 infecciones y una muerte hasta el martes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que ambos brotes están relacionados con el origen en Texas.
El sarampión, una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus que se propaga por el aire, fue declarado eliminado de Estados Unidos en el año 2000. No obstante, la baja cobertura de vacunación en algunas comunidades ha permitido que resurja con fuerza. Los expertos temen que, si la tendencia continúa, el virus podría mantenerse activo durante todo el año.
Solo en Texas, las autoridades reportaron 17 nuevos casos desde el viernes pasado, elevando el total a 663 distribuidos en 26 condados, en su mayoría ubicados en el oeste del estado. El número de hospitalizaciones también aumentó a 87, tras incluir 23 casos anteriores al actual conteo.
El condado más afectado es Gaines, con una población de apenas 22.892 personas. Allí se han detectado 396 casos desde finales de enero, es decir, más del 1,5% de sus habitantes. La propagación del virus se concentró en una comunidad menonita con bajas tasas de vacunación.
Uno de los fallecimientos más recientes ocurrió el 3 de abril: un niño de ocho años sin condiciones médicas preexistentes murió por insuficiencia pulmonar causada por el sarampión, según las autoridades texanas. Otro menor, de seis años, también no vacunado, murió a finales de febrero.
En Nuevo México, el número de casos se elevó a 66, con siete hospitalizaciones. La mayoría están en el condado de Lea, aunque también hay reportes en Eddy, Chaves y Doña Ana.
Además de Texas y Nuevo México, los CDC han identificado casos en al menos otros 20 estados, entre ellos California, Florida, Nueva York, Illinois y Washington. Muchos brotes se originan a partir de personas que contrajeron la enfermedad en el extranjero. En 2019, EE. UU. registró 1.274 casos, el número más alto en décadas, y estuvo a punto de perder su estatus de país libre de sarampión.
La mejor defensa sigue siendo la vacunación. La vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) se administra en dos dosis: la primera entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda entre los cuatro y seis años. Los CDC aclaran que una dosis adicional no representa riesgos para quienes deseen reforzar su inmunidad.
Las personas vacunadas antes de 1968 con una versión inactiva de la vacuna deberían revacunarse, mientras que quienes nacieron antes de 1957 generalmente son consideradas inmunes por haber estado expuestas al virus en su infancia.
La llamada “inmunidad de grupo”, que se alcanza con tasas de vacunación superiores al 95%, es clave para evitar la propagación del virus. Sin embargo, desde la pandemia, la cobertura ha caído en todo el país, con un aumento en las solicitudes de exenciones por razones religiosas o personales.
En 2024, ya se había registrado un repunte, incluido un brote en Chicago que dejó más de 60 infectados. La tendencia al alza en 2025 refuerza las alertas entre expertos y autoridades sanitarias, que advierten sobre la necesidad urgente de fortalecer las campañas de vacunación.
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